Sobre las tablas de algún lugar, un soldado espera por un transporte, él es Flórez, un hombre que vive entre sueños y realidades, transita en busca del amor de su vida, una mujer que lo espera desde el momento en que él partió a la guerra.
Para enfrentar el paso del tiempo y su soledad, escribe cartas y dialoga con personajes de su imaginación que siempre lo acompañan en sus sueños y pesadillas. Estas situaciones van reflejando la ironía de la guerra y la necesidad del soldado por reencontrarse con Dalia, su amada.
“Si la guerra tuviera bombas de colores,
armas de juguete y balas de dulces,
llenaríamos las calles y correríamos por los bosques.
El amigo sería un aliado, pero el enemigo sería como mi hermano.
Si así fuera, que deliciosa sería la guerra.”